Por Juan Carlos Espinosa |
La Habana (EFE).- Frente al hotel cinco estrellas Gran Muthu Habana, edificio de 27 pisos de capital indio erigido frente al mar, dos cubanos voltean un contenedor de basura en busca de algo de valor antes de que salga el sol.Uno de ellos, José, tiene 56 años. Viaja cada vez que puede a la capital desde Guanajay (Artemisa, 50 kilómetros al suroeste) para recolectar lo que pueda pidiendo dinero y comida a yumas (extranjeros) o cubanos de alto poder adquisitivo –»los que tienen carros modernos»– que encuentra.
Su lucha diaria por la supervivencia es parte de un relieve cada vez más notable en las calles y que esta semana puso en el centro de la polémica a la ahora exministra del Trabajo.
Marta Elena Feitó, quien estaba al frente de la cartera desde 2019, sostuvo el lunes en el Parlamento que no existían mendigos en Cuba sino gente «disfrazada» que se buscaba una «vida fácil». E invitó a la gente a no bajar la ventanilla del coche para darles dinero.
Veinticuatro horas después, el presidente Miguel Díaz-Canel reprobó sus palabras y para el final del día la dirigente renunció al cargo. EFE