Atlanta (EE.UU.) (EFE).- “¿Reemplazarán a Joe Biden?”, fue la gran pregunta que invadió el ambiente tras una noche negra para el presidente de Estados Unidos en Atlanta, donde perdió claramente el primer debate presidencial contra su rival, el exmandatario republicano Donald Trump.
Todos los ojos estaban puestos en la vigorosidad de Biden, que con 81 años es el presidente de mayor edad de la historia, y los peores presagios se cumplieron.
Trump solo se compromete a respetar el resultado de las elecciones contra Biden “si son justas”
A pesar de haberse encerrado durante casi una semana con su equipo para prepararse para una jornada histórica, apareció con la voz ronca, lento, cansado y con dificultad para concluir algunas frases.
Trump, solo tres años más joven, volvió a repetir muchos de los bulos que lo caracterizan y evitó responder las preguntas más incómodas de los moderadores, pero se le vio más contenido de lo que se esperaba y mucho más enérgico que su rival.
En un lapidario plano final del debate, se mostró a la primera dama, Jill Biden, ayudando a su esposo, quien tenía muchas dificultades para bajar las escaleras del escenario e ir a despedirse de los moderadores.
El pánico se había apoderado de la campaña de Biden en medio del debate y su equipo se apresuró a justificar que el mandatario sufrió una gripe durante la semana, pero el daño ya estaba hecho.
Los republicanos no tardaron en hacer leña del árbol caído y varios aliados de Trump salieron rápidamente a cantar victoria en la ‘spin room’, una sala de prensa instalada en un estadio contiguo a los estudios de la CNN donde se emitió el cara a cara. EFE